Cinco razones por las cuales todos debemos salir de caminata

Cruzando los Himalayas en el Annapurna Around Trek, 5460 m de altitud.

Cruzando los Himalayas en el Annapurna Around Trek, 5460 m de altitud.

 

Quizás te guste salir de caminatas de cuando en cuando. Quizás no.

Si no te gusta, te recomiendo que te guste.

Lo sé. Suena tonto que te recomienden que te guste algo que no te gusta. Pero a muchas personas suelen no gustarle cosas porque no las han intentado, porque tienen un estigma predeterminado sobre ellas o porque tuvieron una primera mala experiencia.

Cuando era niño era Boyscout. Salí de innumerables caminatas y casi siempre sufrí en ellas. Me salían ampollas en los pies y lo único que sentía era un cansancio inapropiado para mi edad cuando terminaba una caminata. Años después entendí que si el equipamiento que usaba en aquellos tiempos hubiese sido el adecuado, me hubiese enamorado del treking o del hiking en ese preciso instante. Si hubiese usado unos buenos zapatos de montaña, unas buenas medias, y ropa adecuada, muchos de los suplicios a los que me enfrenté habrían desaparecido.

Yo me enamoré del treking de adulto. Cuando pude costearme mi propio equipo y cuando aprendí a amar todas comodidades que te brinda la naturaleza y el cambio de perspectiva que te puede brindar.

Aquí te doy cinco puntos porque te recomiendo que salgas de treking y lo incluyas en una parte constante de tu vida:

  1. Porque es sano: El treking como cualquier otra actividad física mejora y mantiene la salud general de cualquier individuo. Todo el sistema locomotor trabaja en la caminata, esforzándose en cada desnivel del suelo, controlando el peso y el balance de la mochila. Además de eso el corazón trabaja en nivel aeróbico, bombeando sangre más rápido y oxigenando cada rincón de nuestro organismo, mejorando el metabolismo mientras que promueve la quema de grasas. El treking es un deporte aeróbico como el correr o el nadar y sus beneficios son prácticamente los mismos.
  2. Porque te enseña: Supongo que pasas la mayor parte de tu vida en una ciudad. Yo he nacido en una ciudad. Crecido en una ciudad y sigo viviendo en la ciudad. Si no hubiese descubierto el treking, mi conocimiento del mundo sería bastante parcial. Las ciudades no son más que una minúscula parte del planeta. Y la mayoría de la población mundial vive en ellas. El campo se ha dejado de lado por los cascos urbanos y por ende nos estamos desconectando de lo que realmente somos. Animales de campo. Cazadores recolectores andarines. Cuando sales a hacer treking por primera vez te encuentras con un nuevo mundo: La naturaleza. Está ahí bajo tus pies, sobe tu cabeza, llenándote los pulmones. Y piensa que eso solo lo descubres saliendo de tu ciudad. ¿Te imaginas todo lo que hay que andar en el mundo?
  3. Porque te da perspectiva: No hay como una noche abajo de las estrellas. No solo porque son bellas sino porque hacen que te des cuenta cuan diminuto e insignificante eres. Eres una nada en medio de la inmensidad del tiempo y del espacio. Y si tu eres una nada, entonces entenderás en que nivel están tus problemas y tus preocupaciones.
  4. Porque te ayuda a amar a la naturaleza: ¿Cómo vas a querer algo que nunca has conocido? Para apreciar la naturaleza. Para quererla. Para buscar su preservación, primero tienes que conocerla y no conocerla por medio de los documentales de National Geographic o de Discovery Channel. Para conocerla tienes que sumergirte en ella. Subir un par de montañas. Respirar el aire enrarecido de la altura. Ver vistas que enriquecen el alma. Escuchar el silencio vivo de las zonas no pobladas y las que solo puedes llegar caminando. Una vez ahí entiendes porque hay gente que intenta preservar la naturaleza para nuestros hijos y nietos. Porque ellos merecen también gozar de los que nosotros gozamos hoy. De un entorno natural. De su entorno natural. El mismo entorno que genero a la humanidad y que ayudó a que  desarrolláramos nuestras increíbles habilidades.
  5.   Porque es jodidamente hermoso y te lo estás perdiendo: Las imágenes más impactantes de   las que tengo memoria y que mi cámara ha captado han sido en las caminatas. Desde el    desierto en Israel pasando por los Himalayas en Nepal hasta la nevada quietud de las    montañas en Perú.  El planeta es hermoso. Hay que verlo. La mayoría de nosotros tenemos dos piernas y están hechas para eso. Para caminar. No para pisar el concreto y el asfalto de nuestras ciudades. Sino para encontrarnos con lo primigenio de nuestra existencia apenas alejándonos un poco de nuestras casas.

El campo. El planeta. La naturaleza están ahí. A la vuelta de la esquina. Ponte una mochila en la espalda y anda a caminarlos, a conocerlos como se debe y a enamorarte de ellos.

 

 

 

 

 

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